La presencia de mujeres ha aumentado considerablemente en los últimos años, pero aún queda un hueco considerable por cubrir por estas profesionales. Es un reflejo cultural que aún se espera que cambie.
En los últimos cinco años, el número de mujeres que trabajan en el sector tecnológico ha pasado de 27.900 a 44.500 en 2019, lo que supone un incremento del 60%, según datos del Registro General de Ocupados y Desempleados (Caged).
Hay que celebrar cada espacio ganado, ya que las estadísticas aún distan mucho de ser ideales.
Durante la pandemia, las mujeres se enfrentaron a diversas exigencias y tuvieron que orquestarlas hábilmente: cuidar de la casa, de los niños y participar en reuniones por videollamada, entre otras tareas. No fue fácil, pero esta doble rutina es muy común para la mayoría de la gente.
Por desgracia, en su trabajo cotidiano, estas mujeres siguen enfrentándose a una serie de barreras en las que el sexismo es evidente.
La prueba de capacidad es uno de los muchos problemas que tienen que superar estas mujeres, ya que los hombres no tienen que pasar por este tipo de situaciones.
Otro reto común relacionado con la estructura machista del mercado es la falta de crédito para las mujeres, especialmente en puestos de liderazgo.
A pesar de que el 41,8% de los puestos directivos en las empresas están ocupados por mujeres, según el IBGE, a menudo se las tacha de «valientes» porque tienen que hacer uso de su resistencia y rigidez para ganarse el respeto de sus colegas en el día a día.
La sororidad es uno de los puntos más importantes que ayuda a estas mujeres a crecer en empresas de cualquier ámbito, incluido el tecnológico. Es necesario apoyar la igualdad de género en las profesiones y los salarios.
Hay que destacar que las mujeres buscan formarse para puestos de liderazgo tanto como los hombres, pero como decíamos al principio de este texto, no sólo depende de la formación de estas profesionales, es algo estructural y cultural.
Según un estudio del Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea), si el ritmo de progreso se mantiene, es probable que dentro de diez años la participación de las mujeres en el mercado laboral brasileño supere a la de los hombres en muchas áreas, entre ellas la ciencia y la tecnología.
El mercado tecnológico sigue siendo un territorio por conquistar para ellos, pero estos profesionales están ganando cada vez más terreno con mucho empuje y dedicación.